La práctica de ejercicio físico de forma regular es uno de los hábitos más recomendables para mantener un estilo de vida saludable.
Ahora bien, hay que practicarlo con la frecuencia e intensidad adaptada a la condición física o problemas de salud previos para minimizar el impacto sobre las articulaciones y así evitar el desgaste articular o el desarrollo de lesiones.
¿QUÉ SON LAS ARTICULACIONES?
Las articulaciones son los puntos de unión entre dos huesos, pueden ser: inmóviles (sinartrosis, por ejemplo, las suturas que unen los huesos del cráneo), ligeramente móviles (anfiartrosis, articulaciones entre las vértebras de la columna) o de amplia movilidad (diartrosis). Estas últimas son las más numerosas; hombro, cadera o rodilla son articulaciones de tipo diartrosis; sus superficies están recubiertas por cartílago, una “almohadilla” que facilita el deslizamiento de las superficies óseas reduciendo la fricción entre ellas y produciendo una función amortiguadora. El cartílago está constituido principalmente por fibras de colágeno y agua.
Una práctica deportiva incorrecta puede producir un sobreesfuerzo de la articulación con la consiguiente pérdida del cartílago generando patologías más severas como la artrosis que cursa con fuerte dolor y pérdida de flexibilidad de la articulación.
¿CÓMO AFECTAN LAS DIFERENTES PRÁCTICAS DEPORTIVAS A LAS ARTICULACIONES?
Deportes como el running, baloncesto, fútbol o tenis exigen más trabajo articular; en el caso de la natación, el agua amortigua gran parte del impacto sobre las articulaciones.
Caminar durante una hora diaria a buen ritmo o la práctica de yoga resultan menos exigentes para las articulaciones.
La clave está en planificar el ejercicio en sesiones cortas pero frecuentes que mejoren la condición física pero sin llegar al agotamiento, marcando objetivos realistas que además del beneficio físico pueden suponer una mejora del bienestar psicológico.
Por otro lado, los ejercicios de fuerza (levantamiento de pesas) pueden resultar interesantes a cualquier edad para evitar la sarcopenia (pérdida de masa muscular), por tanto, lo ideal es combinar deporte aeróbico con ejercicios de fuerza y pesas, para mejorar el tono y resistencia de tendones y ligamentos y así fortalecer las articulaciones y el sistema musculo-esquelético.
OTRAS RECOMENDACIONES:
- Realizar estiramientos antes y después del ejercicio para aumentar la flexibilidad y evitar lesiones.
- Mantener un buen nivel de hidratación: ingerir suficiente cantidad de líquido antes, durante y después del ejercicio.
- Añadir a la dieta un complemento alimenticio compuesto por colágeno hidrolizado, acido hialurónico, condroitina, glucosamina, magnesio y vitamina C, que actúan de forma sinérgica es recomendable en personas que realizan práctica deportiva intensa o a partir de los 40-50 años que el desgaste articular es más pronunciado.
- Evitar el sobrepeso. Llevar una dieta equilibrada.
- Abandonar el consumo de tabaco.
BIBLIOGRAFÍA:
Tortora, G. J., y Derrickson, B. (2011). Principios de Anatomía y fisiología, 13º edición. Editorial Panamericana. México.